Alex Gómez
La militarización de las carreteras es prácticamente un volado o bien una ruleta rusa: o nos puede ir muy bien o sí que nos puede ir terriblemente mal.
De entrada, uno puede pensar que con la llegada de militares a las carreteras federales de Chiapas, inmediatamente se obtienen beneficios, sobre todo en seguridad.
Pero cuando hemos visto el comportamiento de muchos militares y tan solo mencionar la actitud que tienen, no sorprendería que usted fuese por la carretera y recibiera un trato terrible como si fuese uno de los delincuentes más buscados del mundo.
No habría justificación alguna, no habría motivo, lo harían solo porque pueden y es ahí donde entramos en el peor escenario que podemos pedir: la especulación.
Quiero pensar, realmente quiero pensar y desear que lo primero que podríamos o deberíamos ver son beneficios directos a nosotros como ciudadanos.
Sobre todo en carreteras taaaaaan prostituidas como las de Chiapas donde cualquier hijo de vecino hace lo que se le viene en gana.
Quiero pensar que veríamos en cierta medida una disminución de los bloqueos porque los militares no se andan con medias tintas.
Y, sobre todo, en teoría, no andarán deteniéndose con politiquería barata, preocupados por votos en el 2024 y pondrán orden con todo aquel que violente el derecho de movilidad que debemos tener los chiapanecos.
Por ahí todo bien y sin cuestionamientos porque a Chiapas le urge esa mano firme que ponga orden y aplique la máxima que tanto presume el gobierno de la 4T: “por encima de la Ley nadie”.
El tema preocupante vendría en la manera de manejar lo demás de las carreteras: el tránsito, las infracciones y todo aquello que antes, digamos, tenía cierto margen de flexibilidad, comprensión e, incluso, también manipulación.
Lo digo porque hemos visto cada uno de nosotros que esa dureza militar a veces puede vulnerar también los derechos propios.
De hecho, no son pocos los reportes que se han dado de manera oficial y se han hecho públicos en redes sociales sobre la manera en que la militarización trata al ciudadano de a pie como usted y como yo.
Es cierto que aún falta para la aplicación de esta ‘designación federal’ que sin duda alguna dará para mucho tema de discusión.
Tratemos de ser positivos porque el que nada debe nada teme y si usted no violenta la Ley, seguirá transitando como si nada hubiese pasado.
Por el contrario, podríamos ver un beneficio con los constantes bloqueos que ya son insostenibles en Chiapas.
Pero estamos en un estado de constante especulación que, en la mayoría de las veces, nos termina decepcionando aún más.
Así que a esperar y ver.
Un discurso bonito pero fallido
Creo que no hay nada peor que, viendo la realidad, se den discursos que quedan sin credibilidad después de la primera palabra.
Lo digo porque ayer, el ejecutivo estatal se aventó un discurso que, en otro contexto, sería muy bonito y esperanzador.
Le comento: iniciaron ya los programas de canje de armas en el estado de Chiapas que, en el fondo, tiene un objetivo digamos interesante.
De hecho, el inquilino de Palacio de Gobierno dijo que esto se hace para que “vivamos en paz”, aderezando con una frase que retumba aún más: “evitemos la tentación de tener un arma en casa”.
Y qué bonito suena, pero…
En Chiapas lamentablemente las armas están hasta en las manos que uno menos puede pensar.
Tenemos ya a cinco grandes grupos armados a la luz del día con las mentadas autodefensas que surgieron, adivine, a partir de otros grupos armados que según los violentaban.
En Venustiano Carranza, la misma casa del ejecutivo estatal, los enfrentamientos armados son ya algo cada vez más frecuentes y aquello de ir a entregar voluntariamente las de grueso calibre que cada vez usan más, resulta en una verdadera utopía.
Desarmar a Chiapas puede ser muy interesante, pero sería mejor que primero se viese a una autoridad firme.
A una policía que es capaz de brindar seguridad a los ciudadanos para proteger su casa, sus bienes y sus propias vidas.
Que se viera a unas fuerzas de seguridad capaz de aplicar la justicia ante los grupos paramilitares que prácticamente aterrorizan a muchos ya no solo en los Altos de Chiapas sino en todo el Estado.
En ese momento sí que veremos con mucho interés, como son varios los que acuden voluntariamente a entregar una pistola para que sea cambiada por enseres domésticos o bien artículos electrónicos para la educación.
Sin embargo, en el contexto en el que estamos, ese discurso queda en eso: parafernalia política para cumplir porque la realidad es muy distante de lo que todos aspiraríamos.
Tal vez lo mejor sería mayores acciones y menos palabras que solo ilusionan a los verdaderos ilusos.
Sopa de letras
Con el inicio del festival Rosario Castellanos y el encendido del árbol es la oportunidad para que Comitán quede bien, es la oportunidad para demostrar que Comitán puede convertirse en la capital cultural de Chiapas, que las cosas van mejor y pueden mejorar aún más; que la ciudad muestre su mejor rostro y, sobre todo, que la gente (los cositías) volvamos a enseñar lo mejor de nosotros: nuestra hospitalidad; Comitán merece regresar a una posición que ha perdido a lo largo de los años y actividades como la que inició ayer es la oportunidad para ello; en Comitán hay cultura, en Comitán hay foros adecuados y se tiene la opción de proyectarlo demasiado hacia el futuro, pero no es solo una responsabilidad de las autoridades municipales sino un trabajo en equipo, trabajo entre la gente, entre autoridades, entre empresarios y todo aquello que pueda contribuir porque ahora mismo es tiempo de construir; ojalá veamos, a corto plazo, a Comitán en el lugar que merece…
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