EL AMOR NO SE EXPLICA, SE SIENTE

QUIERES PORQUE…

Por: Dra Ana Paulina Kanter.
Psicoterapeuta Sexual y Humanista.

La atracción es uno de los sentimientos más apasionamos, desmedidos e incontrolables que existen. Nuestro cuerpo parece que tiene vida propia y que no responde a la razón.
La atracción sexual va mucho más allá de que alguien nos parezca guapo a simple vista, y es que cuando nuestro cerebro por cualquier razón detecta que una persona nos gusta, el cuerpo desencadena toda una serie de reacciones propias de la situación que son las que causan la típica sensación de alegría y euforia inicial.

¿PODRÍAS DECIR CUÁLES SON?, algunas de seguro que ni las imaginas.
Empiezas a sudar sin sentido, los dedos de la mano se te entumen, tu corazón está a mil por hora, sientes un hoyo en el estómago, te pones tan nervioso que tu risa es rara y te sonrojas con sólo ver a esa persona.
¿Qué es lo que realmente sucede en el cuerpo cuando vemos a nuestro crush?
El organismo empieza a liberar sustancias químicas responsables de la sensación de euforia y felicidad que te invaden, los más comunes son la dopamina, adrenalina y neropinefrina (estas hacen que sientas deseos sexuales).
Aunque también vienen otros efectos, las pupilas se dilatan y se libera glucosa para obtener más energía, pero también mejora la memoria (¡parece magia!).
¿Entonces, cómo lo sentimos?
Se acelera el corazón: cuando ves a la persona que te gusta tu corazón empezará a latir más rápido de lo normal, sientes como si se fuera a salir y lo peor es que no lo puedes controlar. En realidad lo que está pasando es que tu cuerpo está enviando una señal que te da tu cuerpo de nervios y sensación de miedo/peligro, sientes mucha adrenalina liberándose.
Te vuelves torpe: es como si tu sentido de la ubicación y el equilibrio se apagaran, empiezas a decir cosas sin coherencia, te tropiezas, te pasa de todo y te sorprendes de la cantidad de cosas que pueden llegar a pasar y lo peor, ¡NO PUEDES CONTROLARLO!
Tiemblas: pareces perrito chihuahua, sí, tu cuerpo se convierte en un tipo de materia gelatinosa y no entiendes qué está pasando.
¡Te alegra el día!: Una de las mejores cosas de ver pasar, hablar o pensar en la persona que te gusta, es que alegrará tu día automáticamente, tu humor cambiará y seguramente tendrás un mejor día.
Nuestro organismo libera 250 sustancias cuando estamos con una persona que nos parece atractiva. Una auténtica revolución interna!
En sólo 4 segundos nos formamos una opinión respecto a una persona. De ahí la frase popular «la primera impresión es la que cuenta».
Nuestro cuerpo experimenta cambios químicos, fisiológicos y de conducta cuando nos sentimos atraídos hacia una persona, en cierto modo nos transformamos.
El proceso por el que te gusta alguien es inconsciente, el cerebro es el que segrega sustancias y nosotros no tenemos ni idea de lo que está ocurriendo en nuestro organismo, sólo sabemos que esa persona nos atrae.
Con tanto sentimiento y reacciones nuestra memoria se puede llegar a bloquear por algunos instantes. ¿Nunca os ha pasado olvidaros de alguna parte de la conversación con la persona que os gusta?
En algunas ocasiones se nos puede ir por completo el hambre, esto es causado por la segregación de dopamina, sustancia que inhibe el apetito. Una prueba muy evidente, para las personas que les gusta comer, de qué están sintiendo algo muy fuerte por otra persona es esta.
Cuando alguien nos gusta tenemos un olor corporal, casi inapreciable, muy característico producto de las feromonas que segrega nuestro organismo. Si este olor es agradable para la otra persona la atracción aumenta. De ahí la importancia del olor y la tracción que os comentábamos en este post:

10 CURIOSIDADES DE LA RELACIÓN: OLOR Y ATRACCIÓN
Cuando alguien que te gusta te roza mínimamente, toda la parte externa de la piel vibra, se calienta o experimenta una sensación de hormigueo. Qué sensación tan estupenda!
Cuando nos sentimos atraídos por una persona nuestra respiración aumenta 30 ciclos por minuto.
La sangre también se revoluciona ante una persona que nos gusta y se acumula en lugares específicos como los labios, las mejillas, los genitales, volviéndonos más atractivos/as y facilitándonos la excitación.
Por todo esto: “el amor no se explica, se siente”.

PERO BUENO Y COMO SE LE DEMUESTRA.
Hay formas de mostrarle a otro que nos gusta sin exagerar, una de las más claras es la que se manifiesta a través de nuestro lenguaje corporal. Todos conocemos las típicas señales del coqueteo, pero hay reacciones que no podemos controlar y que tienen que ver con la forma en la que nuestro cuerpo maneja la atracción hacia otra persona.
La sudoración es una de estrategias que usa nuestro cuerpo para transmitir la atracción, justamente porque a través del sudor la otra persona puede detectar nuestras feromonas y sentirse atraído hacia nosotros. Las palmas de las manos, las axilas e incluso la zona íntima suelen sudar cuando alguien nos resulta realmente atractivo.
La señal anterior puede evidenciarnos, pero ésta difícilmente se notará: la dilatación de las pupilas. Cuando recibimos un estímulo agradable, como ver o conversar con alguien que nos gusta, nuestras pupilas se dilatan como una reacción fisiológica ante el placer.
Son muchos los gestos que podemos hacer cuando alguien nos gusta. Uno de los más habituales es colocar nuestras piernas o pies mirando a esa persona, especialmente cuando hablamos con él/ella, ésta reacción inconsciente indica que estamos orientados hacia esa persona, dándole toda nuestra atención. Tenemos también la tendencia de erguirnos, sacar el pecho y meter la barriga, para exponer una figura más esbelta y segura.
Una reacción común en las mujeres es tocar o jugar con el cabello producto del nerviosismo, pero también de una coquetería primitiva, y es que nuestro pelo es un elemento de sensualidad y atracción para ellos. Mientras tanto los hombres cuando abordan a una chica que les gusta, de forma inconsciente, colocan sus pulgares en la zona del cinturón con la finalidad de destacar su área genital, una manera de indicarnos su disponibilidad y virilidad.
Morder nuestros labios, pasar la lengua por ellos, dejar nuestra boca un poco entreabierta. Todo parece producto de un calculado plan de seducción, pero realmente se trata de una reacción controlada por nuestro cuerpo. Cuando alguien nos atrae nuestra boca y garganta suelen secarse, y es que nos sentimos nerviosos al estar cerca de esa persona. Por eso ingerimos más líquido y tenemos tendencia a jugar con nuestros labios o carraspear.
La señal corporal más famosa de todas: cuando alguien nos gusta nos sonrojamos al verle llegar, al hablar con él/ella o cuando nos hace un comentario agradable. Nuestro corazón va a mil y cualquier cosa hace que los vasos capilares de nuestro rostro se dilaten de más, que sintamos un subidón de calor y que nuestras mejillas acaben del color de un tomate.
Además cuando alguien nos gusta podemos reaccionar con otras sutiles señales como exponer el cuello o las muñecas, tocar mucho nuestra ropa en especial en la zona del pecho (tanto hombres como mujeres lo hacen) o abrir ligeramente las piernas en el caso de las chicas, una sutil invitación a la intimidad.

Síguenos por Facebook como XyalaJaKaltsili